18/10/2017


 


 


 


 










 

18/10/2017



Nota: Cuando publicamos este número, el Sr. Alabarta nos llamó, y nos pregunto, todo compungido, que cómo se le habíamos hecho eso, que el era viudo...

La cara del pobre Elías era un poema. Nos costó un buen rato comprender que el problema estaba en que una de las supuestas pegatinas, era un señor con cuernos. Nos costó Dios y ayuda hacerle comprender al pobre hombre que aquello no teía nada que ver con él, que habíamos puesto su nombre para hacerlo partícipe de las escuela, ya que era quien hacía las fotocopias, y que jamás se nos habría ocurrido una interpretación tan enfermiza. Al final, quedó conforme y no pasó nada, pero Elías y yo nos fuimos a casa con un buen dolor de cabeza.
 













 

18/10/2017